Los guisantes o presóles o pesols ... son algunos de los nombres por los que se le conoce en todo el arco mediterráneo y son como todas las leguminosas una fuente inagotable de proteínas, minerales y fibras que se pueden disfrutar tanto en primavera como en otoño, los asiduos ya sabéis que tengo una madre "con huerto", que es casi como el que tiene un tesoro :-) cuanto más estos días en los que no paramos de oír malas noticias relacionas con algunos productos. La verdad es que cada vez más me veo cultivando el huerto y criando como ella sus gallinitas y pollos que nos dan unos huevos y unas carne de confianza...pero eso ya llegará, de momento vamos a guisarlos que es lo que se me da mejor. Estos guisantes fueron plantados hace unos pocos meses por mi hija y mi sobrina y fué todo un espectáculo, lo que nos reímos aquel día¡
Ahora recogemos sus frutos y no puedo describiros su sabor por que son incomparables a cualquier otro.
Esta delicia unida a unos trocitos de jamón ya es para morirse.
Paso a la receta.
GUISANTES CON JAMÓN
Ponemos en una cazuela una cebolla cortada bien finita, los guisantes pelados ( hay congelados muy buenos y es otra opción ) y un chorrito de aceite, los dejamos tapados y a fuego lento, se irán haciendo poco a poco con sus propios jugos, hay que ir mirando por si hubiera que añadirles un poco de agua, la comida siempre hay que vigilarla no lo olvidéis. Mientras tanto cortamos el jamón a taquitos y transcurridos unos 10 minutos se lo añadimos, vamos rehogando, le incorporamos también un tomate rallado, no tiene que ser muy grande, no los queremos atomatados, solo queremos su sabor, un chorrito de vino blanco, sal y pimienta. Todos estos ingredientes juntos en la cazuela durante 10 minutos crean el milagro¡¡ probarlos, merece la pena.
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